sábado, 8 de junio de 2013

¿Hacia un punto de ruptura?

por Carlos Manuel Acuña
Las luces y sombras que rodean al mundo de la política en sus niveles de decisión suelen crear una atmósfera de relativismo que es desconocido para la mayoría de la opinión pública.
Por ejemplo, esta semana que se inicia mañana domingo, tendrá sobrados motivos para provocar una crisis de órdago con peligrosas connotaciones que podrían llegar a una ruptura entre el Poder Ejecutivo y el Judicial. Algunos observadores barruntan que existen negociaciones ultrasecretas (y no comprobadas) entre Olivos, el presidente de la Corte, Dr. Lorenzetti, la Jueza Electoral Servini de Cubría y Olivos o la Rosada, para evitar una situación de máxima que obligue a que cada una de las partes confronte entre sí y se polaricen las posiciones. En síntesis, la cuestión gira en torno del agotamiento del plazo -vence el próximo jueves 13- para inscribir listas y alianzas como la que acaban de establecer las diferentes corrientes de la izquierda metropolitana y los más moderados de un centro derecha como son Mauricio Macri (aunque no le guste que se lo defina de esta manera) y Francisco De Narváez, que ayer se disponían a hacer lo mismo para poder competir. Todo un signo de madurez.
La oposición, en todas sus expresiones, impugna por anticonstitucional la ley llamada de “democratización” de la Justicia que dispone, entre otras cosas, la elección de integrantes al Consejo de la Magistratura. Lo extraordinario del caso es que sólo quedan cuatro días hábiles para que la Jueza Electoral haga su propio pronunciamiento, en tanto el oficialismo no hace nada y parece empeñado en demostrarlo. Todo indica que cualquiera sea el pronunciamiento de la Jueza Electoral, el problema llegaría a la Corte, que no tendría tiempo de evaluar correctamente los pasos a seguir, con lo que se produciría un empantanamiento de difícil y tal vez de imposible solución. Más aún, si la Corte dicta o respalda un dictamen de inconstitucionalidad -parcial o total- quedaría directamente enfrentada con el Poder Ejecutivo. A este escenario se sumaría el agotamiento de los plazos y un incremento de las tensiones con la participación de todos los factores.
En otra parte de este número del IP se ofrece un detallado análisis de lo que sucede, análisis demostrativo de que es necesario entender que quedará puesto a prueba el ya vulnerado normal desempeño de las instituciones. Lo correcto sería que el Ejecutivo acate lo dispuesto por la Corte, pero… ¿aceptaría Cristina así como así el anticipo de un retroceso de sus planes y objetivos? ¿Tensaría la cuerda y haría lo mismo que inició Néstor Kirchner al echar al Procurador General de Santa Cruz, Eduardo Sosa, y no tomar en cuenta la reiterada orden de reposición indicada por la Suprema Corte? Específicamente, ¿cuáles son esos planes y objetivos? ¿Está dispuesta a incurrir en una situación delictual que signaría todo lo que haga en adelante? Los factores a que aludimos tienen numerosos contenidos y entre ellos se destacan el avance de los problemas económicos que ayer obligaron a sacar del mercado al dólar paralelo entre los sensibles anuncios de un faltante de trigo y harina para fin de año, tal como lo anticipamos. Simultáneamente, se profundiza el malestar social por la inseguridad y por la inflación, que no cede ni cederá y que, por lo contrario, se dispararía al ritmo de la ruptura institucional. Como si esto fuera poco, las encuestas, que son tan determinantes para la construcción cristinista -La Cámpora sólo obtuvo el 19 por ciento de los votos y fue derrotada en las elecciones de la Facultad de Derecho de la UBA- señalan que el oficialismo quedaría derrotado en los principales distritos, es decir, la Capital Federal, Córdoba, Mendoza, Santa Fe y la provincia de Buenos Aires, donde no puede solucionar la cuestión de las candidaturas.
El tembladeral para el Gobierno se ahonda en torno de las figuras propias pero que se le oponen mientras se identifican con un peronismo que no se sabe si practican. Daniel Scioli encara su futuro con las dudas de siempre y permanece inmóvil en este escenario que cambia por momentos para añadir más interrogantes y confusión. ¿Se animará a cuestionar a Cristina si la Presidente vulnera abiertamente la Constitución Nacional y la Suprema Corte que preside el Dr. Ricardo Lorenzetti le pide el juicio político de incierto resultado en el Congreso de la Nación? ¿Que instrucciones les dará a sus legisladores ante esta verdadera y eventual emergencia? De paso, podemos ampliar el interrogante mientras paseamos la mirada por las bancas para intentar evaluar el comportamiento de senadores y diputados que deberían encarar ese hipotético juicio político con todas sus consecuencias. Desde ya, pueden comenzar a palparse. Los componentes de la crisis en ciernes y en cierto modo iniciada, aumentan a medida que se reflexiona sobre la situación a partir desde el presente y así parecería que lo hicieron quienes respaldan financieramente la candidatura del intendente del Tigre. Este último domingo, el distraído Sergio Massa, que no vio desde su puesto de Jefe de Gabinete las valijas llenas de billetes que circulaban por los pasillos, en rueda de destacados simpatizantes confirmó que, a más tardar, ayer viernes, concretaría su candidatura y pidió reserva de su decisión. Massa, avezado en estas lides, no podía ignorar que esa reserva no se mantendría y que en el mejor de los casos el tema pasaría a formar parte del cúmulo de versiones que llenan ese espacio político (como se dice ahora). Obviamente, Scioli se pondría nervioso y repasaría las circunstancias que lo agobian. La nerviosidad también se daría en Olivos y en la Casa Rosada, pero la semana que concluye -lunes o martes- Massa tuvo un almuerzo o simple reunión con empresarios de primer nivel. Indudablemente eran o son, no se sabe, el respaldo más significativo para el joven y promocionado candidato pero sorpresivamente surgieron novedades absolutamente opuestas y ayer no hubo lanzamiento. ¿Hay expectativa?
Las luces y sombras y el relativismo que mencionamos al comienzo aparecen dibujados con firmeza y abarcan a todos los sectores. ¿Sabe el brillante economista Alfonso Prat Gay, a quien el Papa Francisco habría consultado acerca de las decisiones a seguir respecto del Banco Ambrosiano, que su compañero de lista, Humberto Tumini, perteneció al ERP, cometió actos de terrorismo en Córdoba e integró el grupo de las Brigadas Rojas que secuestró y asesinó a Aldo Moro, ex primer ministro del gobierno Demócrata Cristiano, de Italia? Libres del Sur, la organización por la que actúa, reúne a ex combatientes setentistas y conviene detenerse unos instantes para evaluar una circunstancia curiosa: varios ex guerrilleros, simpatizantes de las organizaciones político militares y algunos de quienes fueron sus voceros, han resuelto sumarse al discenso con el kirchnerismo e incluso ubicarse en la vanguardia de esa posición. ¿Estrategia con relación a un enfoque sobre el futuro? ¿Quién utiliza a quién?
Ahora habrá que seguir de cerca a todos los actores de esta amplia y curiosa trama de la política argentina y no confundirse con los pasos que den. Avanzan, se colocan al costado, retroceden y adelantan nuevamente para repetir el ritual de una danza que anuncia y disiente al mismo tiempo, pero lo más grave es que, excepto algunas manifestaciones relativas a determinados comportamientos económicos de grandes empresas de reconocida importancia, poco o nada se conoce respecto de los grandes temas que requiere el devenir de la Argentina. Salvo nuevas figuras radicales que repiten su doctrina -dejemos de lado al inexistente Leopoldo Moreau, más interesado en apoyar a los K, o a Ricardo Alfonsín, entretenido en imitar a su padre- y tratemos de vislumbrar lo que ocurrirá de ahora en adelante con o sin Cristina, con o sin sanciones a la corrupción que agota lo poco que queda, con o sin proyectos para recolocar a nuestra ex República en el mundo, con o sin una Justicia independiente, con o sin un periodismo libre, con o sin una economía impulsada por la libertad de quienes producen, e imaginemos qué sucederá. Deberemos hacerlo con la mirada y el corazón dispuestos a recibir la conclusión de este año con el aliento suficiente para sobrevivir aunque se aplique el gran fraude cibernético que se comenta. Los lugares comunes a veces sirven para algo y repitamos entonces que “la esperanza es lo último que se pierde”.


junio 8, 2013

Informador Público.


No hay comentarios:

Publicar un comentario