viernes, 26 de julio de 2013

Un llamado con fuerte connotación política.

La exhortación de Francisco a los jóvenes argentinos quiere provocar un sacudón entre los que se asoman a la vida y los que están en su tramo final. Pero también es un mensaje a la dirigencia. El análisis de Sergio Rubín desde Brasil.

El Papa Francisco sorprendió ayer con un fuerte exhortación a los jóvenes argentinos para que se comprometan en la vida –"salgan a hacer lío", dijo metafóricamente– y a los ancianos para que no se callen y transmitan su experiencia. Es evidente que Jorge Bergoglio –un hombre con "cabeza política", que es plenamente consciente del valor de las palabras como del énfasis con el que son dichas– quiso provocar un sacudón en los que se están asomado a la vida y los que se encuentran en su tramo final. Pero también fue un tiro por elevación a los dirigentes. 
Veamos. Se trató de un llamado con indudable connotación política. Porque la participación ciudadana en pos de una sociedad mejor es una acción política. Otra cosa es la opción partidaria. 
Pero que Francisco lo haya hecho en este momento de la vida nacional de su país, en medio del desencanto por la política (un fenómeno mundial), de la extendida creencia de que nada se puede cambiar y del criterio de que el que gana una elección se impone y los demás deben esperar a los próximos comicios, es particularmente relevante. 
Para el pontífice argentino ya es tiempo en el país de que los jóvenes y los ancianos se despabilen, que los primeros aporten su fuerza en la lucha por los valores y los segundos, su sabiduría, porque la lógica del culto al dinero amenaza con excluirlos, sea porque no les permite ingresar al mercado laboral, sea porque no resultan "productivos". Pero ambos tienen en sus manos un aporte insustituible para una sociedad que parece haber perdido los ideales o, al menos, la fuerza para pelear por ellos. 
En el caso de los jóvenes, es claro que el Papa Francisco cree que es un momento propicio para convocarlos al compromiso. Atrás quedaron los tiempos en que la Iglesia lo desalentaba porque la fuerte ideologización de los años 60 y comienzos de los ''70 llevaba a opciones radicales, violentas, de derecha e izquierda, sobre todo de militantes surgidos de las filas católicas, que dejaron un tendal de víctimas. Que haya quienes equivocaron el camino no implica que nunca más haya que soñar y comprometerse. 
En cuanto a los ancianos, la exhortación también es significativa cuando se escuchan con frecuencia desde el poder discursos con una sola verdad histórica y un pretendido "relato" fundacional. Y que, por momentos, parece inclinado a repetir errores que le costaron mucho al país, como azuzar las divisiones. 
Los ancianos tienen la experiencia de los yerros de antaño y, por eso, la obligación de advertirlo. "No cierren la boca", les dijo el Papa. ("Los viejos tienen que hablar, ser la reserva cultural"). 
Con su llamado, el Papa quiere también revitalizar a la Iglesia. Para ello pretende que los jóvenes conviertan a las comunidades católicas en comunidades vivas, de debate y acción. De allí, el pedido para que "hagan lío", ("quiero líos en las diócesis") lo que lo llevó a pedirle perdón a los obispos por los sobresaltos que les puedan dar los jóvenes con sus enérgicas intervenciones. Para Francisco, si ello no ocurre, y si los fieles no trascienden la sacristía y salen al encuentro del mundo, la Iglesia es una simple ONG. 
En fin, en una sociedad "light", el Papa pidió a los jóvenes "no licuar la fe, que es una cosa seria". Asumirla en toda su dimensión. Lo cual conlleva, además de una introspección y una conducta, una proyección concreta en la vida pública. Hacer política con mayúsculas. Por eso, el llamado del Papa debería inquietar a los políticos que sólo persiguen el poder y el dinero. 


Fuente: Valores Religiosos.









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