domingo, 8 de diciembre de 2013

Saqueos: la mano de obra ocupada y la desocupada.


Por Juan  Salinas  Bohil.
La muerte, velatorio y exhumación del cuerpo de Ricardo Fort duró lo que un helado en el infierno. Fue una nueva distracción para la sociedad de las muchas que se llevan a cabo semana tras semana motorizadas, fundamentalmente, por programas televisivos durante las 24 horas.
Sirvió —y mucho— para ocultar las inconsistencias emitidas por los nuevos integrantes del gabinete nacional, en especial las del jefe de Gabinete que pareció contar hasta el día de hoy con el beneplácito de los periodistas acreditados en la Casa Rosada, pues en lugar de exigir un lugar acorde para su trabajo prefirieron apiñarse en torno a él haciendo las veces de nueva claque. Lamentable. Como lamentable es la actitud de la Presidente que no se refirió a los hechos delictivos acaecidos en Córdoba y la del jefe de Gabinete que prefirió ausentarse al Paraguay. La huída ante catástrofes en las que le atañe responsabilidad es una característica del kirchnerismo. Atrás siempre quedan las ruinas. No se conoce el verdadero estado de salud de la Presidente y la voltereta en su atuendo que pasó de un eterno luto a una claridad máxima despierta una importada concepción caribeña en el atuendo. Sin embargo, ante tantas coincidencias gubernamentales entre Venezuela y Argentina, los saqueos a comercios ordenados o ignorados por sus respectivos gobiernos deberían ser juzgados como simples concurrencias. Las hay más importantes e innombrables.
Saqueo por saqueo hay que decir que Argentina fue y está siendo saqueada. Semejante situación se da en el inmenso Mar argentino ocupado, además, por una potencia extracontinental; a través del pago de su DEUDA ETERNA; en los sobreprecios de las importaciones energéticas y la obra pública en todos los distritos; en los impuestos confiscatorios; en el atraco que sufren los aportes jubilatorios; en la mantención de una inmensa casta parasitaria de funcionarios y de leyes, leyes y más leyes que legalizan el saqueo muchas veces de manera inmoral e ilegal. Una de estas últimas acciones, deleznable por donde se la vea, fue el otorgamiento de una pensión graciable de privilegio de 6 mil pesos mensuales a ex presos políticos de la década del 70 cuando muchos de ellos fueron terroristas manejados a control remoto por potencias extranjeras. Semejante dislate se corporiza cuando la devaluada jubilación mínima llega a los 2.500.
Pero como siempre hay saqueos y saqueos. Los de Córdoba de estos últimos días fueron, para cualquier espectador con años en Argentina, organizados de cabo a rabo. Nunca se sabrá por quién o quiénes. De lo contrario no habría gracia. Se enciende la mecha y lo demás cunde con rapidez. Fósforos son lo que sobran. La mano de obra ocupada y asalariada inicia y la desocupada, los “ni-ni”, toman el control del descontrol, aunque siempre alguna que otra 4x4 tiene el GPS averiado y confundida suele equivocar el camino.
La negativa de la Casa Rosada de enviar tropas federales a Córdoba enterró las expectativas de un cambio gubernamental en las que muchos analistas creyeron de buena que se produciría luego de la enfermedad presidencial y el cambio de gabinete. Hay quienes, resulta obvio, pecan de ingenuidad incurable.
El kirchnerismo se saca de encima a “candidatos” presidenciales que no le son afines. Primero los va publicitando para luego ir trafilándolos de a poco. Un día encumbra a Macri, otro a Carrió, después a Binner, de la Sota, Scioli... Hay uno menos. A su momento le llegará el turno a Massa que como ex funcionario debe tener con qué. Y si todo falla, puede armarse un buen Ezeiza. Bando contra bando. Banda contra banda. Todo sea por el poder.


TWITTER @salinasbohil

Correo de Buenos Aires (5/12/13)

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