martes, 7 de noviembre de 2017

¿Cae el misterio sobre la muerte de Juan Pablo I?

Nuevo libro sobre el Papa Luciani presenta elementos “históricos” contra las teorías de la conspiración...


 Documentos clasificados  y testimonios sobre las circunstancias de la muerte del papa Juan Pablo I -quien lideró la Iglesia católica por sólo 33 días– serán publicados el 7 de noviembre de 2017 en el libro Papa Luciani, Crónica de una muerte (Piemme, pp. 252), escrito por la periodista Stefania Falasca. El prólogo ha sido firmado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin.

La obra – en italiano – hace parte de la investigación de la también vice postuladora de la causa de beatificación de Albino Lucini que teje fino usando expedientes secretos de la Santa Sede y el dictamen médico alrededor de uno de los misterios de la Iglesia católica que más ha causado ‘especulaciones’; el fallecimiento del Papa a los 66 años de edad tras pocos días se ser elegido 263º Sucesor de Pedro’.

“La investigación compilada ahora en este libro, dirigida a volver sobre las últimas horas de la vida del papa” Juan Pablo I sobre la base de la “documentación y de las pruebas disponibles, se llevó a cabo de acuerdo con los criterios histórico-críticos”, escribió el cardenal Parolin.

La muerte inesperada
Se cita entre otros documentos, el informe redactado por Renato Buzzonetti médico que corrió para visitar al difunto papa. Luciani tuvo la noche anterior (19.30 p.m) un dolor en el pecho durado 5 minutos. Una campana de alarma que no sonó.

El servidor del papal Angelo Gugel confirmó que Luciani se sintió mal esa misma noche mientras rezaba con su secretario John Magee. Sin embargo, Magee cuenta que el Papa no quería preocupar a nadie. Por eso, no se llamó a un médico y, en consecuencia, no se suministraron fármacos.

En efecto, han corrido ríos de tinta alrededor de la misteriosa muerte del llamado “Papa de la sonrisa” que fue encontrado sin vida en su cama poco antes del amanecer (5:15 a.m) el 29 de septiembre 1978 por Sor Vicenza Taffarel y Sor Margherita Marin.

Las religiosas al servicio del Papa, contaron en la documentación que el papa Luciani no había vivido con angustia – contrario a lo que se escribía – su elección al solio de Pedro. Él rezaba, trabajaba, sonreía y no seguía dietas o cuidados especiales por motivos de salud.

 Especulaciones

Escritores y periodistas se han deleitado presentando nexos entre la historia del papado más corto de la historia, la mafia italiana y el banco vaticano. Hollywood también hizo su contribución especulativa en el Padrino III (Coppola 1990).

“Su muerte repentina e inesperada”, ha dado vida – en las décadas sucesivas – “a un gran número de teorías, sospechas, suposiciones. Había muerto demasiado pronto y demasiado rápido”, admitió el Secretario de Estado del Vaticano en el prólogo.

Así, el purpurado presentó la obra de Falasca como punto final a las ilaciones que hacían referencia al limbo, la amplificación de los hechos y las distorsiones de reconstrucciones “noir” (de suspenso) sobre lo ocurrido entre la noche y la mañana del 28 de septiembre de 1978.

“Tampoco hay que olvidar el valor de las páginas de la introducción del libro, antes de entrar en la discusión sobre las últimas horas de la vida de Albino Luciani, en las que se esbozará brevemente, pero con eficacia la figura del Papa. Se trata de un manual útil para aquellos interesados ​​en conocer los nuevos detalles sobre la muerte del Papa Luciani, y para quien sabe poco de su vida y de su enseñanza”, comentó Parolin.


                   
Camino a la beatificación

Albino Luciani nació en Belluno, cerca a Venecia, norte de Italia. La fase diocesana de la causa de beatificación que inició en 2003 con cerca de 200 testimonios, ahora se encuentra en la fase romana de control. Es decir, los documentos se encuentran en estudio en la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano para verificar y, en el caso, declararlo beato.

El 7 de noviembre de 2017, los cardenales y los obispos de la comisión convocada por el dicasterio vaticano evaluarán las “virtudes heroicas”  de Luciani y podrían enviar el decreto para la firma del papa Francisco en los días siguientes.

La beatificación tendrá que esperar el debido curso de la aprobación de los dos procesos que estudian los presuntos milagros por intercesión del ‘Papa de la sonrisa’.

Parolin recuerda con afecto cuando Albino Luciani, patriarca de Venezia, se convierte en Juan Pablo I. “Los cardenales, ciertamente, no lo eligieron debido a estrategias políticas, sino solamente considerando criterios eclesiales”.

El secretario de Estado destacó la humildad, la sencillez de Juan Pablo I y su perfil de obispo “buen pastor”.

         
 Testigo ocular

En la recopilación de las pruebas en el proceso de beatificación y canonización se encuentra el testimonio ocular de Sor Margherita Marin, 77 años, quien ayudaba al Papa y lo encontró en la mañana muerto. “Estaba en la cama con una leve sonrisa”, contó.

Falasca entrevistó a la religiosa que prestaba servicio en los apartamentos papales y anticipa su revelaciones en el periódico italiano, Avvenire (04.11.2017).

Eran las 5.15 a.m, como cada mañana, la hermana Vicenza (la religiosa más anciana) “había dejado una taza de café para el Santo Padre en la sacristía a las afueras del departamento del Papa, frente a la capilla. El Santo Padre, al salir de su habitación, solía tomar el café en la sacristía antes de entrar a la capilla para orar”.

Sin embargo, “esa mañana – prosiguió su narración- el café se quedó allí. Después de unos diez minutos, la hermana Vincenza dijo: “¿Todavía no ha salido? Pero ¿por qué? Estaba allí en el pasillo. Entonces vi que golpeó una vez, golpeó de nuevo, no respondió … Todavía en silencio, luego abrió la puerta y luego entró. Yo estaba allí y mientras ella salía, estaba afuera. Escuché que dijo: “Santidad, no debería hacer estos chistes conmigo”, sostuvo. Sor Vicenza también sufría del corazón.

“Luego me llamó por sorpresa, y luego fui con ella y lo vi. El Santo Padre estaba en su cama, la luz para leer ubicada en la parte posterior iluminada. Su Santidad estaba con sus dos almohadas detrás de la espalda que lo sujetaban un poco levantado, las piernas estiradas, los brazos por encima de las sábanas, en pijama, y sus manos, descansando sobre el pecho, agarrando unas páginas escritas a máquina, la cabeza vuelta un poco ‘a la derecha con una leve sonrisa, sus lentes en la nariz, sus ojos medio cerrados … parecía dormir. Toqué sus manos, estaban frías, pude verle y me llamó la atención sus uñas un poco oscuras”.

Todo estaba en su lugar. Ningún elemento que haga pensar a una intromisión en la quiete de la habitación. Parecía como alguien que se durmió leyendo, contó Sora Marin la testigo que contó detalles inéditos para la causa de beatificación de Juan Pablo I y que ha recogido en el libro escrito por la periodista Falasca.

Aleteia    Nov 06, 2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario