viernes, 15 de diciembre de 2017

El terrorismo mapuche y la iglesia "clandestina"... ya descarada (II: Quema de templos y de las almas)

por Mª Virginia Olivera de Gristelli  
 “Hay una gracia inherente a la confesión plena y entera de la Verdad. Esta confesión –nos dice el Apóstol- es la salvación de quienes la hacen y la experiencia demuestra que ella es asimismo la salvación de quienes la escuchan.” (Dom Guéranger).

“¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestros corazones para que dejen de temerte? Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra ti. Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como el viento.
    Pero tú, Señor, eres nuestro padre, nosotros somos la arcilla,y tu, nuestro alfarero: ¡todos somos la obra de tus manos!”(Is.63,16-19; 64,2-7).

El “caso” Maldonado: emblema de una impostura que “hace agua” por todos lados.

Resumía hace unos meses el p. Javier Olivera  unas líneas sobre este personaje, un “joven hippie y tatuador”, que  “luego de una refriega con unos manifestantes anarquistas y pseudo-mapuches de izquierda, en el sur argentino”, tras unos meses de presunta desaparición fue hallado ahogado en un territorio al cual los propios indios negaban el ingreso para su búsqueda alegando ser “tierra sagrada”.

Según el informe forense, 55 peritos determinaron por unanimidad que la causa de su muerte fue por ahogamiento y sin presentar signos de violencia, pero no obstante ello, su figura sigue siendo explotada para azuzar a la opinión pública contra Gendarmería Nacional, a quien se sigue infamando sin descanso. A todo esto, muchos se preguntan por qué se sigue hablando de “desaparición forzada” (en cuyo caso la familia debería cobrar un subsidio millonario) y no de asesinato, secuestro, etc…Pero eso sí: a las familias de los tripulantes del submarino “desaparecido” el gobierno argentino les ha “retribuido” la insultante suma de $279.- (el equivalente a más o menos, 14 euros; sí: ha leído bien), en pago por sus servicios, en los que han dejado la vida por servir a la patria…

Si a esto agregamos, por parte de la mayor jerarquia eclesial, el recibimiento en audiencia privada en Santa Marta a la familia Maldonado y a los mapuches, mientras se niega hasta la menor respuesta a los familiares de asesinados por la subversión, es bastante comprensible que éstos y muchos hijos de la Iglesia sientan un dolor e indignación inenarrables. -Pero y… ¿la acepción de personas…? -Bien, gracias.

¿No hay acaso algunas situaciones que ameritan más reclamos de justicia y misericordia por parte de nuestros pastores, antes que la defensa de guerrilleros..?

La mentalización de los jóvenes, en busca de nuevos íconos para la causa terrorista:
Agotado para muchos la seriedad del asunto Maldonado, para seguir avanzando a fuerza de infamias y mentiras, se hace necesario seguir inflando el mito para ganar terreno, y la fabricación de víctimas viene como anillo al dedo para un discurso abonado sobre la sensibilidad popular. El apoyo explícito de los agentes de derechos humanos a esta farsa no se hace esperar. Así, por ejemplo, Pérez Esquivel (veterano defensor de terroristas y premio Nobel de la Paz…) calificó de asesinato la muerte de Rafael, un joven a quien, según sus propios familiares, se le había “lavado el cerebro” con el discurso revolucionario indigenista, pese a no tener nada que ver con los mapuches.

No se trata pues de hechos aislados o limitados a un grupo de personas en inferioridad de condiciones, sino de un accionar metódico, sedicioso, en donde se cumplen tareas de reclutamiento de jóvenes para accionar delictivo en el que muchos pueden terminar dejando la vida, como la dejaron tantos “jóvenes idealistas” (sic) en la época de la guerrilla clerozurdomarxista, gracias al aliento propiciado por el clero tercermundista.
Retomando a Sacheri:

    “No se trata de un desajuste momentáneo de las sociedades actuales, ni de fallas en la administración de los bienes (…). Lo que está en juego es muy otra cosa: es todo un concepto de la civilización, una doctrina del hombre y de la vida, un “sentido de las cosas” que se ha ido elaborando a lo largo de los últimos cinco siglos (…) en el descuido primero, luego en la desconfianza y por último en el desprecio sistemático del Evangelio y de los valores cristianos de la vida. (…)”

A quien aún se empeñe en rechazar de plano todo lo que huela a “conspiración”, por puro tabú con el vocablo, respondemos con las propias palabras de Mons. Héctor Aguer:
    “Es muy notable cómo en nombre de los derechos humanos las Naciones Unidas, que debieran ser su tutela, se convierten en violadoras del derecho natural. (…) Se trata de un cambio de paradigmas a lo cual apunta también la Carta de la Tierra, que parece aspirar a una reestructuración del mundo (…) Entonces podemos pensar que aquí hay una conspiración en el peor sentido de la palabra. Hay una conspiración tendiente a homogeneizar el pensamiento y la conducta en el mundo entero y esto procede de los centros de poder mundial. Especialmente de los centros de poder político, sostenidos por los centros de poder financiero. Si no se ve aquí un nuevo colonialismo, un nuevo imperialismo, no sé qué nombre darle…” (Alocución televisiva “La cara oculta de las Naciones Unidas, 16-10-10, Claves para un mundo mejor)

La “causa indigenista”, lo mismo que la “causa homosexual”, forman parte del mismo ideario del gobierno mundial acerca de la “diversidad cultural”, plasmado en la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural (2001) Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales (2005), que sostienen que “las identidades culturales son plurales, variadas y dinámicas”. Y como advierte el p. Sanahuja (Poder global y religión universal, 2016, pp.187 ss.), dentro del “diccionario” global no puede olvidarse que

    “dentro de lo que llaman valores culturales se engloban las creencias religiosas (en los que) la cultura cristiana es equiparable al estilo de vida homosexual, los códigos de conducta marginales y las prácticas paganas del indigenismo. (…) En ocasiones, como actualmente en Bolivia y el sur de Argentina y Chile, el respeto a la diversidad cultural se transforma en arma violenta de descristianización en manos del indigenismo neomarxista…”

¿De verdad cree el lector que pueden los obispos alegar ignorancia acerca de estos datos, o la vinculación de las organizaciones de derechos humanos con la “Alianza de las Civilizaciones”, impulsora de la Carta de la Tierra, y por supuesto, de la masonería? (ver al respecto Noticias Globales n. 737 y 738).

Ahora bien, en este marco hay que inscribir las muestras de “solidaridad” que desde algunos sacerdotes hasta las máximas jerarquías eclesiales  tributan a aquellos jóvenes aprendices de terroristas. Así, por ejemplo, nos encontramos con la carta de un sacerdote salesiano dirigida a la “comunidad de Bariloche”, y que circuló ampliamente por las redes sociales:

    “…Son muchos los chicos que están muriendo en nuestros barrios y esta situación se agrava año tras año. No me puedo sacar la imagen del Rafita que participaba de los campamentos de las comunidades, su triste historia, su lucha por la vida… su fragilidad.
(…)  el mismo estado es el que comienza a matar a los pibes. En realidad los están matando desde que tengo consciencia. Ya sea por falta de políticas públicas, abandono… y ahora con la represión.
(…) La historia se repite, se agrava y tenemos que cambiarla.
Cambiemos la palabra guerrilleros, delincuentes y empecemos a hablar de hermanos, hijos, amigos…
Todo va a cambiar cuando dejemos de vernos como buenos y malos, dijo el Papa y creo que en ese cambio de mirada comienza una sociedad un poco más pacífica, más normal, más justa.
Que en paz descanses Rafa, tu sangre derramada florecerá en lucha por una vida más digna.”

Hay que aclarar que no se trata aquí de una carta de pésame o consoladora sino en todo caso, de una arenga disfrazada, que poco o nada tiene que ver con el oficio “pastoral”. No hubiese estado de más alguna mención –como al pasar al menos, digo…- de Jesucristo, de la inmortalidad del alma, o de la instrumentalización de los jóvenes para causas ideológicas, aprovechándose de “su fragilidad”. Ya sé que esto último es demasiado pedir, pero lo cierto es que el hermano de Rafael, en su sencillez, tiene evidentemente las ideas más lúcidas y las cosas más claras que este sacerdote y quienes lo han (de)formado, aboliendo los límites entre el bien y el mal ob-je-ti-vo, deconstruyendo sibilinamente los términos, y arrojando sobre la subversión cultural un barniz de almíbar…que sólo atrae a las moscas.

Significativamente, estos amigos de la “causa mapuche” (sic), en cambio, no han tenido ni una palabra de consuelo, encomio o pedido de justicia para la memoria de José Eduardo Aigo, mapuche también, pero policía, asesinado por guerrilleros en una causa donde figura como imputado por encubrimiento y falso testimonio hasta el hijo del intendente de San Martín de los Andes.

Tal como señalaba Sacheri, podemos afirmar hoy más que nunca:

    “Mientras el Tercermundismo pueda desarrollar libremente su obra de demolición (…) el marxismo se extenderá dentro de la Iglesia, dando dramática actualidad a lo que denunciara proféticamente G. Bernanos: “Seremos fusilados por curas bolcheviques…””

Atentados a las iglesias, especialmente a las Catedrales

Pero los desmanes e injusticias no terminan en lo político social.
Ellos –bajo la excusa que fuese, siempre en clave dialéctico-marxista, es decir diabólica- saben que entre sus objetivos de odio, en el centro, está la Iglesia.

No se trata de tal o cual figura eclesial, sino de aquellas que más cabalmente representan a la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica. Por eso, tal vez un común denominador de todos estos grupos es la coronación exultante de gran parte de sus actos, con el ataque a los templos, y especialmente a las catedrales. Recuérdense los agravios de las feministas “autoconvocadas”, las “marchas del orgullo”, las madres de Plaza de Mayo… Indefectiblemente, pues, tal como habían hecho hace unos meses en la catedral de Concepción, hace unos pocos días, tras la muerte de Rafael, ingresaron violentamente a la Catedral de Bariloche algunos pseudomapuches cuyo “pacífico” accionar es conocido.

La Iglesia local: connivencia con las amenazas a la fe ya la patria.

No se crea que no ha habido respuesta, desde ya… Al día siguiente de estos hechos, como comentábamos al comienzo de este post, el Comunicado del Obispo de Bariloche puso a prueba nuestra capacidad de asombro. Sin pronunciar NI UNA PALABRA sobre el ingreso a la Catedral, en el lenguaje ambiguo, pretendidamente aséptico que es tradicional hace décadas en nuestro episcopado, y abjurando del más elemental sentido común y católico, se limitó a señalar que
    “…Ningún tipo de violencia, ni en los reclamos ni en la respuesta a los mismos, es nunca ni lo será, una solución, sino un agravamiento de los conflictos existentes. La primera víctima de la violencia es la paz y la concordia entre las personas. En este caso concreto, el sagrado derecho a la vida y a la integridad de las personas.”

¿Cómo vamos a ver respeto en los templos, si ni siquiera los responsables por su custodia se mosquean para su defensa?

El mismo discurso que invalidando el derecho natural a la legítima defensa, hoy imbeciliza a naciones enteras en Europa instándolas a abrir las puertas a la invasión musulmana, anestesia en América para no oponer resistencia ante la ofensiva revitalizada de la hedionda teología de la liberación.

Un niño sano se sorprendería ante una exhortación ecologista a favor del “pobre” Lobo de Caperucita, que acuse de intolerante y cruel al cazador. Pero el sentido común de los fieles, ya gravemente enfermo, parece que ha perdido la capacidad de reacción, y no se extraña cuando a renglón seguido se escucha la infaltable -repetida 3 veces en escasas 10 líneas- profesión de fe dialogal por sobre todas las cosas:

    “Creemos en el diálogo, como constructor de puentes, que acerca posiciones, permite el mutuo conocimiento y la comprensión de las diversas posturas…”

Haciéndose eco de un relato mentiroso y sesgado de la verdad histórica, en tono admonitorio prosigue:

    “Desoír o ignorar durante décadas reclamos, puede esconder sutilmente algún tipo de violencia institucional.
    Hacemos un llamado a las autoridades para que instauren canales de diálogo para resolver cuestiones relativas a los reclamos de los pueblos originarios.    El diálogo dentro de la ley implica, necesariamente, la implementación integral de la ley…”

En entrevista con la periodista M. Laura Santillán, Mons. Chaparro insistió en la “justicia” del reclamo de los “pueblos originarios”, lo que no puede entenderse sino en relación con el otorgamiento de territorio nacional.

Como buen defensor de la causa de “los pobres”, tal vez le venga bien a Monseñor el dato de que Un grupo mapuche ya recibió del Estado más de 100 millones de pesos. Se lee en una publicación de hace un par de días:

    “Es el caso de la comunidad Kaxipayiñ, liderada por el cacique Gabriel Cherqui, que se traslada en vehículos 4 x 4 de alta gama, usa como celular un iPhone último modelo y logró que el Estado argentino le aportara 111 millones de pesos en los últimos tres años, 24 millones en el 2014, 32 en 2015 y 55 millones en 2016. Antes viajaba en Audi, según dice la gente del lugar. Es el líder de la Confederación Mapuche de Neuquén, que no tiene autoridades constituidas desde 2011.

    Se trata de un caso grave, porque a través de ramificaciones ya está afectando la producción de la zona, no solo en la exploración de petróleo, sino de manzanas, ganadería, vinos. Los tentáculos de este grupo llegaron a Trataren, una zona desértica de 1800 hectáreas que se volvió altamente productiva gracias al riego, donde otra familia supuestamente mapuche usurpó tierras donde está la boca de agua (…)

    El pasado 19 de setiembre fueron desalojados por la policía local, pero los productores de frutales, bodegas y feedlot temen que vuelvan (pasó en otras ocupaciones) y que peligren sus inversiones (…)

    Para permitir el ingreso de dos equipos de perforación a una zona comunitaria (el “cacique” Cherqui) reclamó 50 millones de pesos adicionales. Fue el momento en que las nuevas autoridades de YPF consideraron que se trató de la gota que rebalsó el vaso. Hoy esos equipos están parados, perjudicando a la provincia de Neuquén, que podría perder en concepto de regalías más de 130 millones de pesos en los próximos dos años….”

Insistimos: ¿puede apoyarse a nivel eclesial una “causa” tan turbia como esta, alegando, encima, “justicia social”?

Humildemente pedimos lo mínimo: para edificar en la Verdad, “al menos” no promover la mentira. Para buscar justicia, “al menos” no apoyar graves y alevosas situaciones de injusticia…

¿Y quién advierte el profundo daño para las almas?: 


Aquí está al fin y al cabo, lo más importante, pues hay que señalar la grave responsabilidad de los pastores que no advierten –o lo que es peor, miran con indiferencia apóstata- la incidencia religiosa del accionar de estos grupos, por cuanto dentro de la prédica derechohumanistatercermdo viene implícita 
-INDEFECTIBLEMENTE- la promoción de un profundo desprecio por la verdadera fe católica en aras del sincretismo y neopaganismo anticristiano. Pues así es también la “evangelización” (?) tercermundista: vale todo, menos la ortodoxia.

No podemos pasar por alto la Carta de la Tierra y lo que ésta entraña en cuanto a promoción del indigenismo. Unas palabras de Leonardo Boff, uno de sus mentores, son suficientes:

    “…La Tierra es, pues, la Madre universal. No es que sobre la Tierra haya vida, la Tierra misma está viva y es llamada Gaia, la diosa griega para la tierra viviente. Efectivamente la Tierra es Madre fecunda. (…). La Tierra forma con la Humanidad una única entidad, compleja y sagrada (…) está viva y se comporta como un único sistema autorregulado formado por componentes físicos, químicos, biológicos y humanos (…) y por esto es nuestra gran Madre (…) haciendo que el ser humano hombre y mujer, sea la misma Tierra que habla, piensa, siente, ama, cuida y venera…” (Sanahuja, Poder global…p. 151)

(Y cuando se piensa que Boff ha sido uno de los “principales inspiradores” en la redacción de “Evangelii Gaudium”, podemos darnos una idea de la gravedad de la situación…)
Frente a tanta demencia, la verdadera pastoral “liberadora” de los pueblos indígenas serìa apartar todo rastro de resentimiento para integrarse y participar en concordia de la vida nacional, y conducirlos junto a Juan Diego a los pies de Nuestra Señora, dando gracias a Dios por el bautismo de América…¡Ella misma es quien en Fátima advierte sobre la maldad intrínseca de “los errores de Rusia” para proteger a sus hijos!.

Hay que alzar la voz para señalar que aquellos que han recibido almas bajo su cuidado (padres, educadores, catequistas, religiosos, misioneros, clero y jerarquía), no tienen derecho a ceder a la comodidad de su ingenuidad, de una pretendida ignorancia o del puro cretinismo, no advirtiendo “a tiempo y a destiempo” los peligros que entraña el prestarse al juego político de los grupos y grupúsculos de izquierda, que es el juego del “príncipe de este mundo”.

Ya sabemos que vendrán tiempos peores, y que el hacha se ha puesto a la raíz…Porque en el fondo, los modernistas han perdido la fe.

Las máscaras van cayendo una a una, pero hay todavía inteligencias lúcidas. A todas y a cada una se le pedirá cuenta por la fidelidad en su testimonio íntegro de la verdad, por mínimo que sea. Como hijos de la Luz, no podemos pactar con las tinieblas, en la mentira o disimulo, ya que

    “Lo que es de temer no es tan sólo la persecución, ni los ataques a cara descubierta que tratan de vencer y destruir a los servidores de Dios.

    Es más fácil ser cauto cuando se percibe lo que debe temerse, y ante un adversario manifiesto, el alma se prepara para el combate. Más peligroso y alarmante es el enemigo que avanza sin ruido y que bajo las apariencias de una falsa paz, repta con ocultos designios; por tal proceder ha merecido el nombre de serpiente” (San Cipriano: De Catholicae Ecclesiae Unitate, n.5)
 
InfoCatólica. Blog   Caritas in Veritate  (6.12.17)

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